“Aunque la comunicación científica y la divulgación han sido una pasión mía, la pandemia COVID-19 reforzó mi interés en comunicar la ciencia, pero también me lleva a desarrollarenfoques orientados a objetivos para maximizar el impacto. Desde el inicio de la pandemia, las llamadas telefónicas semanales a mi madre están dominadas por la inmunología, la virología y la biología evolutiva. Fue durante una de estas llamadas que mi mamá entendió por qué no debemos tomar medicamentos para el aliviar de los síntomas durante los primeros días de una infección. No es nuevo que intenté hablar de ciencia con mi familia, pero esta fue la primera vez que logré con éxito involucrar a mi madre en una discusión sobre la ciencia y cómo influye directamente en su vida diaria. Combinado con mi observación de desinformación en las redes sociales que publican otros inmigrantes adultos, me di cuenta de que la comunidad inmigrante, y especialmente la comunidad migrante mexicana, no está siendo activamente comprometida por la comunidad científica. Reconozco que hay mucho trabajo por hacer para llevar estas comunidades pasadas por alto al nivel del público estadounidense en general. Creo que necesitamos cambiar la percepción de los científicos de un grupo erudito encerrado en un laboratorio de marfil a un grupo de personas que están entusiasmadas de compartir sus descubrimientos. Necesitamos cambiar la percepción de la ciencia de una colección de hechos acumulados por los hombres anglosajones a su verdadera naturaleza, la de un proceso que genera comprensióndel mundo natural desde diversas perspectivas.” Jesús Peña, estudiante de doctorado en ciencias biológicas en UCR
Nota del editor:
Al mirar a Jesús Peña, uno ve una típica cara latina, pero tan pronto empieza a platicar este joven, uno se da cuenta en la enorme brecha que hay entre Jesús y muchos jóvenes latinos.
Lo que distingue a Jesús de otros jóvenes de su edad es su pasión que, por la investigación científica, además de su compromiso por llevar sus investigaciones hasta los hogares latinos, en donde las pláticas con tono científico no son muy comunes. Jesús y su generación representan el futuro de nuestro estado. Estos jóvenes profesionistas latinos como Peña son las contribuciones de nuestra comunidad para el engrandecimiento del país. Peña realiza una pasantía con la unidad de Información y difusión en español de la división de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California y a continuación nos relata alguna de sus experiencias durante su camino a obtener el título de doctorado en ciencias biológicas.
Han pasado más de 20 años desde que empecé por el camino de biólogo. Tengo muy presente una memoria de mi papá contándome que hace muchos años, las ballenas solían vivir en la tierra. Me asombró el hecho de que un animal pudiera cambiar tanto, pasar de vivir en tierra a estar completamente adaptado para desarrollarse y crecer en el océano.
Jesús Peña.
El Camino del Biólogo
Empecé mis estudios superiores en la Universidad de Denver (DU por sus siglas en inglés), en Colorado, a tan solo veinte minutos de distancia de la casa de mi mamá. La “DU” era la escuela de mis sueños, pero fue hasta el primer día de orientación para estudiantes de nuevo ingreso que noté algo extraño. De antemano les digo que Denver no es una ciudad tan diversa como uno se imaginaría. El cincuenta por ciento de la población son de etnia europea, los latinx solo conforman el veinte por ciento de la población, los afroamericanos ocho por ciento y los asiáticos cuatro por ciento. En la Universidad de Denver los números muestran todavía una disparidad mas grande: setenta por ciento etnias europeas, nueve por ciento latinos, cuatro por ciento asiáticos, y dos por ciento afroamericanos.
La división entre grupos étnicos es notoria en la cultura estudiantil y en lo académico. Entre los latinxs a quienes conocí, la mayoría estudiaba una carrera en la escuela de negocios, y sin querer ser la excepción, me uní a este grupo y así inicié mi vida de universitario: estudiando mercadotecnia. Pero después del primer trimestre, las ciencias me atrajeron y opté por otra carrera dentro de esta facultad. Cuando cambie, el presidente de la facultad de biología me explicó que había dos tipos de títulos para la carrera en biología, licenciado en letras y licenciado en ciencias. Le explique que no sabía cómo quería aplicar mi título. No entendía muy bien lo que se hace con una licenciatura como estas. Él recomendó que eligiera licenciado en letras, ya que perdí las clases del primer trimestre y quizás sería más fácil para alguien que no sabe cómo se aplican los títulos después de la universidad.
No soy el único con experiencias como esta en donde un profesor decide que probablemente no tengas lo que se necesita para ser buen estudiante ya que no sabes qué carrera quieres seguir después de la universidad. Esto se debe a que soy “first-gen”, estudiante de primera generación, ¿cómo voy a saber lo que sigue de la uní si nadie me lo ha contado? Bueno, pues opté por licenciado en ciencias con enfoque en biología molecular.
Al empezar mi último año en la "DU", fui aceptado como investigador pregrado en un laboratorio. ¡Por fin tuve la oportunidad de aplicar toda la teoría de mis clases! En este laboratorio conocí a Lulú Yip, la gerente del laboratorio, asistente del profesor principal de este laboratorio, y la única persona no anglosajona en una posición de alto rango que yo conocía. Lulú me explicó lo que podría hacer con mi título. Resulta ser que no hay muchas oportunidades para un licenciado en ciencias con enfoque en biología. Lulú insistió que no buscara trabajo después de graduarme porque no hay muchos, y que mejor me registrara en el programa de maestría en la Universidad.
Se han de preguntar, qué tipo de consejo es ese. ¿No buscar trabajo y mejor seguir otros dos años en la escuela? Lulú me explicó que cuando uno está estudiando para algún título de posgrado en ciertas ciencias, el estudiante recibe becas las cuales pagan por las clases y el entrenamiento. A cambio de estas becas, el estudiante también es empleado por la universidad como asistente de enseñanza, lo cual incluye una remuneración mensual.
En el 2015 terminé mi maestría en ciencia con enfoque en la investigación de biología celular del desarrollo de invertebrados acuáticos. En el 2016 me mudé a Riverside, CA a empezar mis estudios de doctorado en microbiología en la Universidad de California, Riverside (UCR por sus siglas en inglés).
La realidad del posgrado
Los estudios de licenciatura y posgrado (maestría o doctorado) son muy diferentes. El nivel licenciatura son cuatro años de cursos, pero en posgrado solo es un año de cursos seguido por 3-4 años con enfoque en investigación.
Los años de investigación son un desafío intelectual. Después de diseñar mi proyecto a finales de mi primer año, la mayoría de mi educación y entrenamiento como científico ha sido autodidacto. Aun así, soy parte de un laboratorio dirigido por un profesor que es mi supervisor y asesor académico. Aparte del profesor, también hay otros expertos en el laboratorio: los posdoctorados. Un “postdoc” o postdoctorado es alguien que recientemente ha terminado sus estudios de posgrado y ahora está en la primera etapa de la carrera. Entre estudiantes de posgrado como yo, los postdocs, y nuestro profe, formamos un laboratorio que investiga la biología de los hongos. Cada quien investiga un tema diferente pero relacionado a los hongos.
Aparte de esta diversidad de ideas y proyectos, existe otro nivel en mi laboratorio. Aunque sea el único latino en mi grupo, no soy el único first-gen ni la única persona de otra etnia. Estas condiciones han hecho que nuestro laboratorio se vuelva también nuestra red de apoyo igual en lo científico y lo personal. No todos los laboratorios son así. Hay casos donde el profesor no ayuda a crear este tipo de ambiente, y los estudiantes sufren.
No conozco muchos científicos latinos en mi universidad. Hay algunos estudiantes, uno que otro postdoc, pero el más raro es el profesor latinx. Existen, pero son muy pocos. No es tan sorprendente debido a que esta profesión ha sido dominada por hombres anglosajones por muchos años. Las buenas noticias son que se ven cambios y estos pueden comprobarse en algo tan simple como los hashtags en twitter #BlackInSTEM o #CitentificoLatino, la nueva generación de científicos se ve muy diferente. Espero y las generaciones que siguen puedan ver a esta nueva cosecha de científicos e identificarse en ellos. Solo se necesitan unas chispitas de curiosidad para que el cambio siga dando frutos.
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