en Mumbai, la ciudad se vio invadida por flamencos en números nunca vistos. Historias similares de animales salvajes paseándose tranquilamente por urbes por todo el mundo hacían titulares mientras la amenaza de la pandemia del COVID19 mantenía a los humanos encerrados en casa. El hecho de ver a la muerte amenazante merodeándonos, mientras que resurgían especies de animales que con nuestra indiferencia habíamos condenado a su extinción; fue la bofetada que necesitábamos para poder reconocer nuestra huella en el calentamiento global.
La pandemia causada por el virus del COVID19, nos obliga a reflexionar sobre el daño que le estamos haciendo al planeta. Tomó solo un par de semanas en donde desde el interior de nuestros hogares constatamos que la naturaleza necesitaba el descanso de nosotros, de nuestros malos hábitos, de nuestra avaricia, de nuestra arrogancia hacia el planeta en el que y del que vivimos.
Desde hace cincuenta y dos años, abril fue seleccionado para concientizarnos sobre la importancia de conservar el equilibrio ecológico de nuestro planeta.
Lo que inició como una novedosa manifestación por las calles de Filadelfia, y otras principales ciudades del mundo en la cual se invitaba a todos los habitantes del planeta a que abrieran los ojos y vieran el daño que nuestras acciones pudieran ocasionar en la tierra en un futuro no muy lejano.
Pasemos rápidamente al presente, en donde el 22 de abril más que un abrir de ojos, es un despertar de todos los sentidos para actuar y poder contrarrestar un poco los efectos del calentamiento global.
Se ha vuelto una realidad el que por todo el planeta se vivan más días calurosos y olas de calor; el año 2020 fue uno de los más calurosos registrados en Europa. "Las temperaturas más elevadas aumentan las enfermedades relacionadas con el calor y pueden dificultar el trabajo y los desplazamientos.
“El calentamiento global se está dando porque como hay mayores emisiones, le estamos poniendo más capas, más cobijas a la Tierra, entonces por eso es por lo que el clima está tendiendo a incrementar”. ComentaSamuel Sandoval Solís, investigador sobre recursos hidráulicos de la División de Recursos Naturales de la Universidad de California.
Sandoval Solís agrega que los incendios forestales se producen con mayor facilidad y se propagan más rápidamente cuando las temperaturas son más altas.
El aumento de las temperaturas a lo largo del tiempo está cambiando los patrones climáticos y alterando el equilibrio habitual de la naturaleza. Esto supone muchos riesgos para los seres humanos y todas las demás formas de vida de la Tierra. Entre los efectos más devastadores del calentamiento global, son las sequías más frecuentes, sobre esto, Sandoval comenta, “Las sequías, siempre ha habido sequías; la relación que existe es que debido a que el sistema se ha empezado a acelerar, entonces las vamos a tener más frecuentes y severas”.
Expertos de UC ANR se encuentran al frente de las investigaciones para que aun durante la sequias, la producción de frutas, y legumbres, continué con éxito. En el centro de investigación del Desierto de la Universidad de California, sus científicos estudian como la irrigación por goteo puede ser la solución a la sequía y al cambio climático.
"Fue realmente emocionante verlo", dijo la autora principal Holly Andrews, becaria postdoctoral de la Fundación Nacional de Ciencias en la Universidad de Arizona. "El rendimiento de los cultivos al menos se mantuvo y, en algunos casos, aumentó, pero el uso de agua y las emisiones de gases disminuyeron especialmente bajo el riego por goteo".
Otro de los efectos de las sequías es el número de materiales combustibles y susceptibles para iniciar un incendio de maleza que se genera. Desde hace siete años California ha visto un aumento en este tipo de incendios.
“A diferencia de lo que se piensa, el cambio climático no produce incendios forestales. Lo que hace es propiciar que exista una mayor cantidad de material combustible que fácilmente puede comenzar a arder. En el 99% de los casos, los incendios los provoca la gente”, declara Sandoval Solís.
Expertos de UC ANR analizan continuamente las medidas para evitar la expansión de estos incendios y al mismo tiempo crear comunidades resilientes a las llamas. Mientras unos analizan métodos ya utilizados por los primeros pobladores de América como lo es la “buena quema” del suelo, Rob York, especialista en bosques de la Extensión Cooperativa de la Universidad de California, y ubicado en la estación de investigación de la UC en el bosque Blodgett, asegura que el invierno es la mejor temporada de hacer este tipo de incendios controlados.
Sabrina Drill es parte del grupo de investigadores de UCANR que han dedicado horas y horas a probar materiales para construcción resistentes al fuego, y desarrollar una técnica para crear un espacio defensivo para reducir la posibilidad de que viviendas sucumban ante las llamas en un incendio forestal y se tenga tiempo suficiente para poder escapar con vida.
Querer conservar el planeta motivados sólo por el temor de perder nuestras propiedades, e incluso nuestras vidas durante una catástrofe natural ocasionada por los efectos del cambio climático, es como vivir una vida “piadosa” por tan sólo tener miedo a la muerte y a vivir en el infierno por la eternidad.
La única manera lo suficientemente fuerte para motivarnos por hacer algo para contrarrestar los efectos inevitables del cambio climático y el calentamiento global es que nos volvamos uno con la naturaleza, es decir, ver a la naturaleza como parte de nuestra esencia. Sólo así, podremos hacer un cambio radical en nuestro comportamiento como si el planeta fuera nuestro y desechable. El abogado, líder político y filósofo indio Mahatma Gandhi, dijo en una ocasión “La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”.
Tal vez la mejor forma de aprender esto es poniendo nuestros ojos en las costumbres de los pueblos nativos de América. Para los pueblos indígenas, la Madre Tierra no es un objeto inerte, es fuente de vida y es sagrada, por lo que se debe vivir en armonía con ella y encontrar un equilibrio para que sirva a las generaciones actuales y futuras.
Las herramientas con que cuenta UC ANR para cambiar esquemas y rectificar malos hábitos son aún más. Entre estas se encuentran los programas Maestros Jardineros y California 4-H, que tiene entre sus objetivos colaborar con familias menos privilegiadas en zonas urbanas y a través de jardines comunitarios, huertos o el cuidado de plantas mostrarles como coexistir con la naturaleza.
En UC ANR estamos contigo y te mostramos como podemos ser socios en reducir los efectos negativos del cambio climático. Acompaña a nuestros expertos y permíteles mostrarte los efectos positivos de plantar árboles, reciclar la basura, cultivar un huerto casero o escolar y crear comunidades resilientes a las sequias y los incendios forestales.El calentamiento global es responsabilidad de todos, ahora es el momento de renovar nuestro compromiso de salvar el planeta. Pongamos de nuestra parte para su conservación.